Hoy, en el desނle militar por la Independencia, volarán por última vez los jets de combate F-5E de la Fuerza Aérea Mexicana (FAM).
Navegarán sobre el cielo de la Ciudad de México tres de los cuatro aviones caza Tiger que quedan, de los doce que en su momento
conformaron el Escuadrón Aéreo de Pelea 401. Cumplieron 34 años de servicio, ya no satisfacen sus objetivos estratégicos (vigilancia,
intercepción de aeronaves hostiles y resguardo de instalaciones estratégicas); sus costos de operación y mantenimiento son muy altos e
insostenibles; y serán sustituidos por un escuadrón de veinticuatro F-16, de los que doce deberán estar operando en 2018.
Fuentes de la FAM conނrman el adiós de los cazas, los jets de combate que durante tres décadas fueron vistos como lo mejor del poder
militar aéreo del país. El líder del escuadrón será el biplaza 4502 y lo acompañarán otro biplaza, el 4501, y un monoplaza, el 4508.
De acuerdo con Jorge Medellín, en el blog de información militar y seguridad nacional Estado Mayor, los doce F-5E Tiger que conformaron
el Escuadrón Aéreo de Pelea 401, llegaron a nuestro país en agosto de 1982. Fueron comprados directamente a la ނrma Northrop Gruman
Inc., en diez millones de dólares cada uno, y presentados en septiembre de ese mismo año durante el último desނle militar que encabezó el
entonces presidente José López Portillo. Y es que su adquisición se realizó, en términos económicos, durante los años de la bonanza
petrolera; en términos estratégicos, en el contexto de la Guerra Fría.
El especialista José Antonio Quevedo informa que, durante estos treinta años, los F-5E operaron armados, para intercepción y pelea, con
dos misiles aire-aire AIM-9P Sidewinder con alcance de 21 kilómetros, y dos cañones Colt-Browning M-39A2 con capacidad de 280
disparos por minuto. Para misiones de entrenamiento lo hicieron con misiles AIM-9P y para misiones de ataque a tierra con dos o cuatro
lanzacohetes LAU de siete o veinte bocas.
Pero el escuadrón de los viejos Tigres se fue mermando por el uso y por la mala suerte. Uno de ellos se estrelló, al año de llegar a México,
en Chihuahua durante un vuelo de práctica con fuego real. Otro, piloteado por el general de ala Gonzalo Curiel, se estrelló en pleno vuelo
sobre Cuajimalpa contra un jet T-33 y éste contra dos similares, durante el desނle de la Independencia, en 1995, encabezado por el entonces
presidente Ernesto Zedillo, lo que dio lugar a que durante años ya no participaran en los festejos patrios.
Otros más quedaron fuera de operación por el desgaste en el uso y falta de mantenimiento, sobre todo cuando sus servicios se
intensiނcaron durante la guerra contra el narcotráނco de Felipe Calderón. El general Guillermo Galván, secretario de la Defensa del entonces
presidente, presentó un proyecto para la compra de un escuadrón de doce jets F-16 Block 30 para remplazar a los F-5E, pero el Congreso lo
rechazó porque no había condiciones económicas para enfrentar el gasto que eso implicaba.
Con el gobierno del presidente Peña Nieto, el secretario de la Defensa, Salvador Cienfuegos, puso en marcha un programa de
modernización de la Fuerza Aérea dividido en tres etapas que deberán culminar en 2030. Para entonces la FAM deberá adquirir 172
aparatos entre helicópteros, aviones y aeronaves no tripuladas.